Señor Dios, Rey Omnipotente: en tus manos están puestas todas las cosas.
Si quieres salvar a tu pueblo nadie puede resistir a tu voluntad.
Tú hiciste el cielo y la tierra y todo cuanto en ellos contiene.
Tú eres el dueño de todas las cosas.
¿Quién podrá pues resistir a tu Majestad?
Señor Dios de nuestros padres: ten misericordia de tu pueblo
porque los enemigos del alma quieren perdernos
y las dificultades que se nos presentan son muy grandes.
Tú has dicho, ¨pedid y se os dará¨. El que pide recibe.
Pero pedid con fe¨
Escucha pues nuestras oraciones.
Perdona nuestras culpas.
Aleja de nosotros los castigos que merecemos y
haz que nuestro llanto se convierta en alegría,
para que viviendo alabemos tu Santo Nombre
y continuemos alabándolo eternamente en el cielo.
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